El soltero
He estado leyendo un libro que me ha resultado muy interesante por varios motivos. El más obvio es porque es la historia de un hombre soltero que cuenta sus experiencias con las mujeres. Pero es que además, conocí al autor cuando estaba escribiéndolo.
Él me contó la historia real y me habló de cómo se sentía y de cómo había vivido las historias que cuenta en la novela e imagino que esto ha hecho que leer el libro me resultase más interesante.
El protagonista y autor del libro es un hombre de cuarentaytantos recientemente separado de su enésima pareja, que decide hacer un repaso de los desengaños amorosos de su vida para acabar dándose cuenta de que él es el culpable de sus propios males, de que cuando te gustan tanto las mujeres es difícil pretender hacer feliz a una sola y de que cuando tu afán de libertad es tan grande acabas siendo víctima de él.
Él es un seductor, un caradura y un vividor, pero además es una persona entrañable, muy noble y muy romántico en el fondo. Le destrozan las rupturas que él mismo ha provocado y se reinventa y se reenamora con una facilidad asombrosa.
Es una persona independiente y libre que no quiere estar solo y un enamorado de las relaciones de la pareja incapaz de mantener una.
Yo siempre he sentido bastante pánico por este tipo de hombres e imagino que justamente por eso también he sentido una gran atracción.
Y siempre he creído que la peor frase para acabar con una relación es "yo también te quiero, pero es que me quiero más a mí misma".
Yo nunca me he cruzado con un cabrón de verdad, pero sí con muchos de este estilo e imagino que justo por eso de todas las relaciones que he tenido guardo muy buenas amistades.
Hoy me crucé al autor por la calle y pude decirle que me gustó mucho su novela, pero como soy una bocazas, en lugar de callarme ahí, acabé diciéndole que le veía más viejo...
¡Con lo bien que hubiera quedado sólo con las felicitaciones!.
Porque es cierto que lo vi más viejo... pero también es verdad que lo vi más atractivo.
Cuando me despedí de él me quedé pensando en mi reacción y no supe a qué era debida.
Pero luego pensé en algo que me dijeron un día y me dije: Reich, no te comas el coco… es tu carácter.