viernes, mayo 05, 2006

Haciendo castillos en el aire...

Qué fácil es hacerse castillos en match.
Cuando eres nuevo en esto, una de dos, o tiendes a desconfiar de todo el mundo, o te montas tu película a tu gusto, con los actores que te gustan, en el escenario que te gusta y sin imperfecciones por ningún lado. Yo soy de estas y no niego que me divierte.
Por ejemplo, contacté por match con alguien. Según dice, es fotógrafo, 37 tacos (entra en mi rango preferido). Por su foto, es fácil hacerse una idea del tipo de persona que parece. Es alto, delgado, moreno, desaliñado, melena larga, mirada intensa.
Es muy educado y habla de forma muy delicada. No comete faltas de ortografía y no omite ni un signo de puntuación, ni siquiera las interrogaciones que abren una pregunta (están condenadas a desaparecer).
Resulta que se pasa tres cuartas partes del año viajando y haciendo fotografía social (más comúnmente llamada fotografía bélica). Cada vez que se conecta, está en un sitio distinto, a cada cual más exótico.
Cuando contacté con el por primera vez estaba en Galicia. Según decía, insisto, estaba allí en una casa que tenía descansando de su último viaje por Ucrania, Rusia, Afghanistan y no se cuantos paises más. Yo me lo imaginé rápidamente por aquellos lugares, con la cámara colgando durmiendo en hoteluchos de mala muerte y buscando fotos que traerse a esta parte del mundo, modo de denuncia social. También me lo imaginé en un pazo perdido de algún lugar remoto en tierras gallegas.
Charlamos un par de veces, hasta que se fue a París. Desde allí volvió a conectarse y charlamos un poco de su vida de la que por supuesto, no le gusta mucho hablar.
La siguiente vez que se conectó, decía estar en Milán, donde tenía buenos amigos.
La siguiente vez, fue desde Estambul, a punto de partir hacia Damasco. Desde Damasco se volvió a conectar. Allí charlamos un rato más. Y yo ya iba entregada. Mi fotógrafo estaba en un hotelucho, en el centro de Damasco, hacía mucho calor y tenía las ventanas abiertas, por donde entraba el ruido de la calle (no tengo ni idea de como es Damasco, pero me la imaginé con mucho ruido, caótica, mucho calor). El estaba sin camisa, recién duchado y charlando conmigo antes de salir hacia no sé qué cárcel a hacer unas fotos. ¿Quién podría no enamorarse de tal escena? Se atrevió a pedirme mi número de teléfono, y yo me atreví a dárselo. Desde allí me llamó y hablamos un poco. Y no sabeis... ¡tiene una voz increible!
Además, me contó que el tipo de vida que ha elegido le gusta, pero es dura, y que gracias a ella tiene dos balazos en el abdomen, una úlcera, malaria y alguna otra cosa que no recuerdo.
Desde entonces, es mi preferido.
De allí se fue a Zagreb, donde tiene más amigos, también charlamos y volvió a llamarme por teléfono y su próximo destino es Sarajevo. Cada vez que le pregunto cuando va a volver a Madrid, me dice que aun no lo sabe, que "no es alguien a quien se deba esperar", que su vida es así, siempre. Eso si, como no, en Madrid tiene un bonito y amplio loft esperándole.
Me manda algún mensaje bonito, diciéndome que ha pensado en mi y que tiene ganas de conocerme......y que le encanto.
Ese es mi castillo.
Sin embargo, si me paro a pensar (cosa que no me gusta nada, prefiero mi castillo), me surgen las siguientes dudas:
¿De qué vive este chico? He visto algunas de las fotos que hace y son muy buenas. Si es cierto que son suyas, sigue sin quedarme muy claro de donde saca pasta para mantener un pazo en galicia, un loft en madrid, y tanto viaje.... ¡Si lo sé me hago fotógrafa!
¿En qué medio de transporte se desplaza? ¿Tiene un jet privado? ¿Una máquina teletransportadora?
Obviamente tiene un portátil, pero... ¿en Damasco tienen internet en todos lados? ¿Alguien ha estado en Damasco? ¿Tecnológicamente están tan avanzados?
¿El móvil le funciona perfectamente en todos los paises? ¿Como paga semejantes facturas?
Entonces me pregunto, ¿no estaré hablando con un aficionadillo a la fotografía, bajito y gordito, funcionario de algún ayuntamiento de Albacete, esperando a que su jefe le de las vacaciones para coger un ALSA hasta Madrid y poner una bomba en mi preciado castillo?
Helen.

1 comentario:

Walrus dijo...

No me acabo de creer las historias que leo por aquí.

Tema aparte, los signos primeros de interrogación están condenados a desaparecer, sí. Es como lo de no tirarse pedos en la cama. Un familiar mío sostiene que la confianza plena en una pareja se alcanza en el momento exacto en el que uno se tira un pedo en compañía del otro, estando ambos encamados. Es algo sucio pero no deja de parecerme razonable.

Ahora, que lo de 'la confienza plena' suena mejor de lo que se merece.